¡Y por fin llegó el gran día! Nos levantamos con unos nervios horribles y nos dirigimos al aeropuerto de Bilbo con mas antelación de la normal. Cuando llegamos allí, nos dieron la primera mala noticia: Una niebla muy densa cubría Loiu, y hasta que no se dispersara no salía ningún avión. Al final, tuvimos suerte y solo se retrasó un pelín el vuelo, lo que nos permitió coger a tiempo el vuelo de mad-lax.

El vuelo se nos hizo bastante pesado, pero bueno hay que decir que la comida no estaba tan mal teniendo en cuenta que es comida de avión.

Después de 13 horazas, controles y aduanas varias...¡estábamos en Los Angeles! ¡Por fin!

Lo primero que hicimos después de recoger nuestras maletas, fue ir a la parada de los shuttle de las compañías de alquileres de coches. No tienen pérdida, están nada más salir del aeropuerto, no tuvimos nada más que seguir las indicaciones. Nosotros alquilamos mediante ealquiler con Dollar y allí que fuimos.

Y aquí viene el disgustillo del viaje: no tienen el Dodge Charger. Vale, nos conformamos con otro similar, un Chevrolet Malibu. Pero la tía de Dollar nos intenta colar un coche mas caro, gps, etc...al final como nos negamos a pagar más dinero aparte del depósito lleno, nos obligó a coger un seguro si o si. Básicamente nos dijo que le importaba un huevo lo que habíamos pagado en España, que si queríamos el coche era eso lo que teníamos que pagar. Al final, pasamos por el aro; ya arreglaríamos cuentas con ealquiler cuando volviéramos a España.

Pues nada, ahí estábamos, con nuestro tom tom traído de España con mapas de EEUU, nos disponíamos a meternos de lleno en las autopistas angelinas...